Por Alejandra Cadavid
La dieta paleo, paleolítica o de la edad de las cavernas, pretende devolvernos a los orígenes del ser humano, a la época en la que los primeros hombres eran cazadores recolectores y estaban totalmente conectados con el entorno.
La dieta paleo se basa en consumir frutas, vegetales, nueces y semillas, pescados y mariscos, carnes magras y grasas saludables.
Los alimentos a evitar son los lácteos, las legumbres, los cereales, los alimentos procesados, los azúcares, los almidones y el alcohol.
Con este tipo de alimentación, se busca entonces alejarse de toda la comida preparada y chatarra: Alimentos refinados, grasas transgénicas y azúcar, causas directas de enfermedades como la obesidad y la diabetes.
Veganos versus Neandertalófilos
Con esta lista es fácil adivinar el motivo de la polémica. En casa llevan siglos enseñándonos que las legumbres, los lácteos y los cereales son muy buenos para el desarrollo físico y mental, sin embargo, los defensores de la dieta paleo señalan que estos alimentos tienen más contras que pros.
Comencemos por las legumbres. Los partidarios de esta dieta indican que no son una buena fuente de proteínas, que son difíciles de digerir causando hinchazón, gases y flatulencias, y por lo tanto no permiten la correcta absorción de nutrientes. Contienen elevados niveles de fitatos y lectinas que son malas para nuestra salud.
La principal crítica de los defensores de la dieta paleo contra los cereales es que contienen gluten, compuesto que ningún sistema digestivo humano puede digerir y que en algunas personas causa alergia. Además, es un alimento pobre en minerales y vitaminas con un elevado índice glucémico (exceso de azúcar).
Con respecto a los lácteos, los defensores de esta «nutrición evolutiva» alegan la indigestión que provoca la lactosa, el incremento de insulina que genera y al ser pobres en magnesio y vitamina C no favorecen la absorción del calcio.
Los que impulsan esta dieta, creen que la única forma de fortalecer los huesos es con ejercicio físico.
Somos lo que comemos
Los temas de salud y alimentación se han vuelto tendencia en los últimos años. Los ritmos de vida acelerados, la cantidad de trabajo y de ocupaciones van sacando de la agenda el tiempo para comer y la calidad de la comida.
Actualmente no hay un punto medio entre los tipos de alimentación, hay mucha gente comiendo de muchas formas. Veganos, vegetarianos, carnívoros y todos los demás, buscan una sola cosa: Alimentarse bien.
Ahora hay una nueva tendencia que sale a competir con los demás tipos de alimentación promovida especialmente por los practicantes de crossfit.
Las personas que se han afiliado a la dieta paleo aseguran que con este tipo de alimentación se logran muchos beneficios para la salud:
- Evitan los picos de hiperglucemia e hipoglucemia, reduciendo el riesgo de diabetes
- Evitan también las enfermedades autoinmunes
- Tienen menos probabilidad de sufrir problemas cardiovasculares
- Pierden peso
- Duermen mejor
- Reducen las inflamaciones
- Mejoran el estado de la piel
Dulce pero venenosa
También es fácil saber por qué los alimentos procesados, los azúcares, los almidones y el alcohol, no forman parte de la discusión. Tanto en la paleo como en cualquier dieta o tipo de alimentación, se ha recomendado evitar y eliminar por completo esta clase de alimentos.
Con el azúcar, el mayor problema es que en realidad no tenemos consciencia de cuánto estamos consumiendo, pues al tomar una gaseosa, una bebida alta en azúcar no hay un conocimiento de qué cantidad contiene, así lo diga en la tabla nutricional, que un gran porcentaje de personas no sabe leer.
El azúcar provoca grandes picos en la sangre y seguidamente de insulina. Su consumo desmedido, puede causar diabetes entre otras enfermedades.
La bollería, la comida rápida, los alimentos que se hacen pasar por dietéticos, los refrescos y el alcohol son pésimos para la salud porque están cargados de químicos, colorantes y sodio.
¿Qué dice la ciencia?
Algunos especialistas no sólo ponen en duda la eficacia de este sistema de nutrición, sino que consideran que es perjudicial para la salud por su elevado consumo de carne y la eliminación de los carbohidratos.
Un reciente estudio de la Universidad de Chicago demostró que el desarrollo del cerebro de los seres humanos se produjo gracias al consumo de grandes cantidades de almidón y carbohidratos presentes en los cereales.
Según el equipo de investigadores la sustitución de la dieta vegetariana por otra más intensiva en el consumo de cereales fue fundamental para los seres humanos, especialmente cuando se cocinaron permitiendo que el almidón se transformara en glucosa, sirviendo de gasolina para las cada vez mayores necesidades de energía de los hombres de las cavernas.
Otro trabajo publicado por la Universidad de Sydney revela que las dietas bajas en proteínas y altas en carbohidratos aumentan en el organismo los niveles de una hormona (la FGF21) a la que se le atribuyen múltiples efectos saludables, entre ellos, la longevidad.